Yo fui a hacer el camino,
como quien va a por vino,
fui a pasar un rato,
un poco pez, un poco pato.
Pero amigos, la experiencia es de impresión,
de las que guardas en tu corazón,
Hay gente de Austria o Luxemburgo,
si hasta vi a uno de Burgos.
Allí descubres la belleza australiana,
vestida de sport o con pantalones de pana.
La fuerza del camino no está en su final,
sino en su valor sentimental.
Caminante no hay camino,
se hace camino al andar.
Si, eso mismo yo opino,
del camiño, no te puedes saciar.
Y en este camino, no quiero personalizar,
porque en mis adentros a todos quiero albergar,
pero hay gente que queda, queda de verdad,
es de esa, de la que uno no se puede olvidar.
Es curioso, es peculiar,
el inglés muy bien no lo se hablar,
pero a la gente si la sacas una sonrisa,
se dice adios a esta cortapisa.
Asi cuando llegas a un nuevo albergue,
y te sientes tan bien acogido,
observas que hasta uno de Bergen,
se siente de alli un vecino.
Bueno, pues este es el final del poema,
que para mi no es un nuevo tema,
es solo un buen recuerdo,
de un tio poco cuerdo.
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