miércoles, 11 de agosto de 2010

SsD -Capt XI-

Yayo, que viste en ese sueño, no te vayas a esconder lo más bonito de la “película” – interrumpió Mariem.


Jeje –sonrió simpáticamente el anciano- fue muy rápido, y difuso, no lo tengo claro, no se, recuerdo imágenes, recuerdo fotografías, no recuerdo una secuencia de las mismas que me permita entenderlas ,que me permita recrear la peli cariño. Una foto era una bonita mujer vestida con el sari, había otra conmigo en un ataúd de madera sin ornamentaciones, rallado, carcomido, estrecho y corto incluso para mí, y me recuerdo alargando la mano intentando coger algo o despidiéndome de alguien, acontecido, con espíritu triste, impotente, sin entender lo que pasaba, llorando desconsoladamente, como sin entender; también vagan algunos recuerdos del trabajo o de alguno de mis viajes, de los más bonitos a los más agónicos, seguramente los más
llamativos a mi paladar visual, pero estos, los encuentro desubicados respecto a la otra parte del sueño, simplemente parecen la típica tira de film que pasa delante de ti, cuando estás en una situación de extrema inseguridad o desconcierto, donde sientes que tu vida pueda llegar a correr peligro, ya sabes cielo, justo cuando uno deja de respirar.

Bueno, una vez ya despierto, noté como Lucas me agitaba bruscamente, y con una tenue voz de preocupación empezada a blasfemar en un sinsentido de palabras malsonantes, hasta que abrí los ojos y sin querer reprimirse me dio un abrazo que me hizo balancear el esternón y gran parte de mi costillar:

Como te encuentras Pepo, por un momento me has preocupado, ya creí que no ibas a cumplir la promesa que me hiciste, crei que me ibas a dejar sólo y sin duchar en medio de este macizo –comentó Lucas intentando quitar peso al asunto.

Te pones nervioso rápido Luquitas, si llegó a saberlo contrato a otro más fuerte, uno que a las primera de cambio no se ponga a dar abrazos como si le sobrasen –bromeé.

No hay comentarios:

Publicar un comentario